Si te han diagnosticado el síndrome del intestino irritable (SII), lo más probable es que en realidad tengas un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).
El SIBO ocurre cuando tienes demasiadas bacterias en el intestino delgado.
Todo el mundo tiene bacterias en su intestino; desempeñan un papel clave en la digestión. Pero si las cosas se desequilibran, pueden surgir problemas. En el SIBO, las bacterias proliferan en tu intestino delgado, donde fermentan los azúcares de tus alimentos, lo que provoca síntomas digestivos.
Síntomas del SIBO
- Dolor y calambres abdominales
- Hinchazón
- Eructos
- Gases
- Estreñimiento
- Diarrea
- Ardor de estómago
- Fatiga
- Debilidad
¿Qué ocurre cuando hay SIBO?
La finalidad del intestino delgado es la digestión y la absorción. Tu comida se mezcla con enzimas pancreáticas y bilis para descomponer los hidratos de carbono y las proteínas en trozos más pequeños y para emulsionar las grasas. Las enzimas que recubren el intestino delgado pueden descomponer aún más los hidratos de carbono y las proteínas para que los enterocitos (las células que recubren el intestino delgado) puedan absorber los nutrientes de los alimentos y pasarlos a la sangre.
Cuando las bacterias están presentes en el intestino delgado, empiezan a fermentar los hidratos de carbono no digeridos. Esto conduce a la producción de gas (como hidrógeno o metano) en el intestino delgado. Esto puede dar lugar a una distensión abdominal visible (parece que estás embarazada).
Las bacterias también producen otros subproductos, como la endotoxina LPS. Ésta es una molécula inflamatoria que puede dañar a los enterocitos. Con los enterocitos dañados se pierden enzimas, así que la comida no se descompondrá lo suficiente como para ser absorbida correctamente y por ello pueden aparecer deficiencias de nutrientes, fatiga y desequilibrios de azúcar en sangre.
Esto también significa que hay más comida disponible para tus bacterias intestinales, lo que significa más fermentación, por lo tanto más gases, hinchazón, cambios en los movimientos intestinales y otros síntomas digestivos.
Si hay suficiente daño en los enterocitos, pueden formarse brechas entre los enterocitos, aquí surge el famoso intestino permeable.
Así que ahora tienes alimentos no digeridos y subproductos bacterianos que entran directamente en tu sangre. Esto da lugar a reacciones alimentarias, activaciones inmunitarias e inflamación de todo el cuerpo que pueden prepararte para otros problemas de salud.
Problemas asociados al SIBO
El daño en el intestino delgado provoca deficiencias nutricionales y activación inmunitaria que pueden causar otros síntomas y problemas de salud, como por ejemplo:
- Anemia
- Sensibilidad a los alimentos
- Dolores de cabeza
- Dolor en las articulaciones
- Fatiga
- Eczema
- Asma y alergias
- Depresión y trastornos del estado de ánimo
De hecho, este estudio, se concluye que el SIBO está asociado a muchas otras enfermedades, ya sea como resultado de esa enfermedad o como causa de la misma:
- Hasta el 78% de las personas con SII tienen SIBO
- Hasta el 67% de las personas con enfermedad celíaca tienen SIBO
- Hasta el 55% de las personas con enfermedades del tejido conectivo, como la esclerodermia, tienen SIBO
- Hasta el 88% de las personas con enfermedad de Crohn tienen SIBO
- Hasta el 44% de las personas con diabetes tienen SIBO
- Hasta el 54% de las personas con hipotiroidismo tienen SIBO
- Hasta el 81% de las personas con síndrome de fatiga crónica tienen SIBO
- Hasta el 20% de las personas con fibromialgia tienen SIBO
Cómo se diagnostica
La prueba más usual que se hace es la prueba de aliento de lactulosa. En esta prueba bebes una solución de lactulosa y tomas muestras de tu aliento cada 20 minutos durante 2 horas.
La finalidad es medir la producción de hidrógeno y de metano, por lo que si hay un exceso de bacterias, éstas fermentarán la lactulosa para producir estos gases. El gas que se eleva depende de las bacterias específicas de tu intestino delgado.
Se podrían considerar otro tipo de pruebas como radiografías o TAC para buscar problemas físicos en tus intestinos, analítica de sangre para comprobar si hay anemia o falta de algunas vitaminas, prueba de heces para mirar si hay problemas con la cantidad de grasa que absorbe tu cuerpo, etc..
Tratamiento para el SIBO
No os voy a engañar, el SIBO no es nada fácil de tratar y cada sobrecrecimiento bacteriano es único, por la que un abordaje integral es la mejor forma. Podemos diferenciar estas fases:
- Erradicación de las bacterias: normalmente con antibióticos o con una visión más integrativa del caso podría usar antimicrobianos a base de plantas
- Restauración de la motilidad: fármacos o agentes naturales
- Restauración de las deficiencias digestivas: ácido gástrico, enzimas digestivas, bilis, etc
- Apoyar el revestimiento intestinal: suplementos y nutrientes
- Repoblación de bacterias sanas
- Prevención de la recurrencia: nutrición y estilo de vida
El tratamiento puede durar entre 6 y 12 meses. El paso 1 suele requerir varias rondas terapéuticas, que pueden durar meses. Cada paso adicional puede durar entre 1 y 3 meses.
También es importante tener en cuenta que todos los tratamientos para el SIBO deben ser individualizados dado que puedes tener otras afecciones, como intestino permeable o una enfermedad autoinmune, que también requieran tratamiento.
Por tanto, es importante encontrar un médico que pueda trabajar contigo de forma integrativa para abordar plenamente tus síntomas. ¡Contáctame si quieres tratar tu SIBO!
Sobrecrecimiento bacteriano y alimentación
A nivel nutricional el protocolo más común es poner a la paciente en una alimentación baja en FODMAP.
¿Qué son los FODMAP?
Son carbohidratos de difícil absorción que son fermentados en el intestino por la microbiota (de ahí la “F”). De esa fermentación, se producen gases, lo cual puede generar molestias en algunas personas. Estos carbohidratos (azúcares) son los siguientes:
Oligosacáridos
En este grupo tenemos a los fructanos y los galactanos. Los fructanos son de los FODMAP más problemáticos, y entre los alimentos que los contienen tenemos el trigo, el ajo, la cebolla o la alcachofa. Los GOS (galactooligosacáridos) suelen añadirse en forma de fibra (inulina) a muchos alimentos procesados, por lo que hay que tener cuidado y mirar las etiquetas si somos sensibles a ella. Los galactanos los encontramos en las legumbres, entre otros.
Disacáridos
Aquí estaría la lactosa, presente en mayor medida en lácteos frescos (leche, mantequilla, quesos frescos y poco curados) y, en menor medida, en yogures y quesos curados (p.ej. Parmesano). Para digerirla, necesitamos la enzima lactasa, que suele disminuir a medida que nos hacemos adultos. Por eso es muy común su intolerancia.
Monosacáridos
El peor tolerado es la fructosa, y además de problemas digestivos, este azúcar está asociado con diabetes tipo 2 e hígado graso (la que procede de aditivos alimentarios como el sirope de maíz alto en fructosa). También la encontramos en la miel, y en algunas frutas y verduras. Ejemplos de ello son la manzana, la pera, la sandía o los espárragos.
Polioles
Azúcares de alcohol. Los reconocemos porque acaban en -ol (sorbitol, maltitol, manitol, xylitol…). También lo son la isomaltosa y la polimaltosa. Se usan como endulzantes o humectantes en productos sin azúcar, e incluso en la pasta de dientes, aunque también los encontramos en frutas y verduras como la coliflor, el aguacate, las ciruelas o las cerezas.
Duración del protocolo FODMAP
Hay controversia sobre cuánto debe alargarse la restricción de los FODMAP. Hay quien opina que no debería alargarse más de 3 semanas y otros que la alargan hasta 2 meses o más. El motivo de que no se alargue mucho en el tiempo es que los FODMAP son el alimento de nuestras bacterias, y realizar esta dieta durante un período largo puede acabar empobreciendo la microbiota.
Fases del protocolo
En la dieta FODMAP tenemos 3 fases, cuya duración dependerá de la tolerancia de cada persona.
- Fase de eliminación (se evitan todos los FODMAP)
- Fase de reintroducción (se reintroducen por grupos, dejando 3 días de descanso)
- Fase de personalización (se individualiza según la tolerancia)
Si quieres saber más sobre FODMAP, haz clic aquí.
La dieta FODMAP se utiliza para controlar los síntomas digestivos en pacientes con SIBO, Síndrome de Intestino Irritable, intolerancias alimentarias y otras patologías digestivas, pero no cura el problema de base. Por ello, debe hacerse bajo la supervisión de un profesional y, si es necesario, complementarla con otros tratamientos que aborden el problema original.
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