¿Por Qué Es Importante La Microbiota?

Cuando hablamos de conservar la salud, lo último en lo que llegamos a pensar es en la microbiota intestinal, y posiblemente te imagines que no tiene ninguna importancia.

Pero lo cierto es que la microbiota intestinal en simbiosis con el intestino es considerado un segundo cerebro. Sí, así de importante es. 

Descubre más sobre la microbiota intestinal y el crucial papel que juega en la prevención de enfermedades en los seres humanos, empezarás a cuidar mejor ciertos aspectos de tu vida.

¿Qué es la microbiota?

La microflora intestinal es considerada un órgano más con el que contamos los seres humanos. Su funcionamiento está perfectamente integrado a nuestra fisiología.

El intestino y la flora intestinal son interdependientes y su equilibrio condiciona la homeostasis del individuo dentro del entorno donde se desenvuelve.

Concretamente el término microbiota se refiere a la comunidad de microorganismos vivos que residen en algún nicho ecológico específico. En el caso del intestino humano, esta es una de las más densamente pobladas llegando a las 1014 colonias.

Cuando nacemos y durante el primer año de vida, nuestro intestino es colonizado por cierto tipo de microorganismos que se convierten en las especies nativas permanentes del tracto gastrointestinal.

Por su parte las bacterias transitorias se ingieren continuamente en los alimentos y bebidas. Como resultado, el intestino humano cuenta con unas 500 a 1000 especies de bacterias distintas.

La importancia de la microbiota intestinal se centra en su gran biodiversidad, lo que facilita la vida y el desarrollo conjunto del ser humano y de las comunidades bacterianas.

Funciones de la microbiota intestinal

Dada la ubicación de la microbiota intestinal podríamos pensar que sus funciones en el organismo se limitan únicamente a las de barrera intestinal, pero es un órgano tan especializado que incluso tiene funciones inmunológicas.

Para exponer las funciones e importancia de la microbiota intestinal de forma sencilla lo desglosamos así:

Funciones metabólicas

La fermentación de los carbohidratos no digeribles por parte de la microbiota representa una importante fuente de energía para la proliferación de los microorganismos. Además genera ácidos grasos de cadena corta que son aprovechados por las células intestinales.

Esta gran comunidad de bacterias, desde una perspectiva bioquímica, proporciona una diversidad de enzimas y vías metabólicas distintas.

Esto se traduce a una mayor absorción de iones como calcio, hierro y magnesio; la producción de vitaminas como la K, B12, biotina, ácido fólico y ácido pantoténico y la producción de aminoácidos, útiles como fuente de energía, a partir de la urea y el amoniaco.

Funciones inmunológicas

El sistema inmunológico es muy reactivo por lo que muchos mecanismos participan en la estabilidad de la respuesta inmunológica. A nivel intestinal, la relación entre el intestino y la microbiota incrementa la tolerancia del sistema inmune.

Este complejo proceso mediado por linfocitos, antígenos, factores de transcripción y estructuras anatómicas contribuye a la prevención de las enfermedades autoinmunes.

Función de protección

Todo el espacio que ocupan las bacterias del intestino sobre las vellosidades del tejido intestinal tienen un efecto barrera que evita su implantación en el tejido intestinal.

La microbiota intestinal puede cumplir esta función gracias a la producción de sustancias bactericidas y la competición permanente de las bacterias por los recursos del sistema. De esta manera nuestra microflora evita la colonización de bacterias oportunistas que nos puedan causar enfermedad.

Prevención del cáncer

El papel estrella de los ácidos grasos de cadena corta, generados a través de la fermentación por la microflora intestinal, es el de estimular las células del tejido intestinal e impulsar su diferenciación.

Esto contribuye a la prevención de enfermedades como la colitis ulcerosa y el cáncer de colon. Aunque se requiere más investigaciones en esta área los resultados son alentadores.

Disbiosis intestinal: cuando la microbiota falla

Diversas condiciones pueden producir el desequilibrio de la microflora intestinal, lo cual predispone al huésped a sufrir de enfermedad. A nivel intestinal son variadas y pueden ir desde una diarrea como resultado de la proliferación de patógenos invasivos y productores de toxinas, hasta el desarrollo del síndrome de intestino irritable, caracterizado por flatulencia y distensión abdominal.

Si profundizamos un poco, incluso la obesidad se ha asociado a la disbiosis intestinal. Así el incremento de bifidobacterias y bacteroides parece tener un efecto protector contra el desarrollo de la obesidad.

La microbiota intestinal de individuos obesos, rica en firmicutes, es más eficiente en la extracción de energía que la de individuos con peso normal.

¿Qué daña la microbiota?

Los microorganismos generan diferentes productos bajo condiciones específicas, al mismo tiempo interactúan con el sistema inmunológico y nervioso. Como consecuencia, el equilibrio de la microbiota intestinal depende de factores internos como la genética y la presencia de enfermedades inflamatorias, al igual que factores externos como la alimentación  y el estilo de vida.

La disbiosis intestinal se ha asociado al uso de antibióticos por períodos prolongados, a una alimentación poco variada con bajo aporte de fibra, a un estilo de vida increíblemente aséptico y al sedentarismo.

¿Cómo puedo mejorar?

Estas son las claves para mejorar tu microbiota de una forma sana y natural. Aplica estos sencillos tips y en poco tiempo verás los resultados:

  1. Mejora la forma en que te alimentas.Recuerda que la microbiota intestinal se nutre son los microorganismos no digeribles. En pocas palabras, incrementa tu ingesta de fibra. En tu intestino, es el alimento perfecto de tu microbiota, la consigues en vegetales y frutas.
  2. Mientras más variada sea tu dieta mejor. Como nuestra microbiota es tan variada, para poder aportar nutrientes específicos para cada microorganismo benéfico debemos variar lo máximo posible la alimentación.
  3. Limita la ingesta de productos procesados. Primero no aportan nada de fibra y segundo los carbohidratos refinados y las grasas saturadas son los nutrientes ideales de agentes patógenos.
  4. Ingiere probióticos. Estos microorganismos vivos aportan beneficios específicos para nuestra salud. Se agrupan en distintos géneros, los más conocidos son los bacillus y su principal fuente en la dieta son los productos fermentados: yogures, quesos, kombucha, etc…. Siempre que puedas incluye productos fermentados en tu dieta.
  5. No temas ensuciarte. Disfruta del aire libre, de la naturaleza, entra en contacto con el césped, con tu mascota. Ellos también son organismos simbióticos que pueden compartir contigo microorganismos buenos.
  6. Prefiere el agua tratada con otros métodos. El agua clorada deteriora tu microflora intestinal, a menos que esté desequilibrada no te conviene.
  7. Mantente en movimiento. El ejercicio tiene beneficios orgánicos que estimularán a tu intestino ayudando a mantener una flora intestinal diversa y que trabaja en tu beneficio.

La microbiota intestinal juega un rol decisivo en tu salud. El equilibrio de tu microbiota está en tus manos, realiza pequeños cambios y disfruta tu vida sin enfermedades, sin malestar y viviendo plenamente.

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